domingo, 30 de marzo de 2014

NINA: GESTACIÓN, CREACIÓN Y NACIMIENTO



Queridos amigos y compañeros

He pensado largamente en como presentaros este proceso que he estado viviendo con la creación de Nina, mi primer libro. La verdad es que ha sido para mi como tener un hijo, en este caso una niña, y es por ello que he decidido crear varias entradas en las que iros contando como lo he vivido hasta llegar al momento actual.
Nina ha sido una hija deseada. Antes de que naciera ya estaba en mi cabeza. Mi imaginación la alimentaba y la nutría. Podía visualizarla y ya la amaba. Intensamente.


Escribir su historia supuso muchas noches insomnes, que ya son habituales en mí. El sentimiento me vencía, su intensidad me abrumaba y me agotaba tanto, que a veces, debía dejarla y evadirme de su fuerza.
Empecé con ilusión, pero en los últimos tiempo de embarazo, empecé a encontrarme ansiosa y saturada, deseando verla, parirla y a la vez, con un  miedo al parto inmenso.
Con Nina salía del silencio, salía por ella, salía para ella, pero salía para mí. Me exponía a criticas, a opiniones, me mostraba a los otros y me mostraba desnuda, sin más armas que un libro y un corazón puesto en él.
Me exponía a decepciones pero podía ganar alegrías, fe en mi misma, fuerza y sobre todo lo necesitaba. Necesitaba demostrarme que podía hacerlo. Que podía enseñar mi niña al mundo, mi muñeca, pues eso significa Nina en catalán, una muñeca. Una pequeña muñeca que habla por mí y yo quería que hablara para todos nosotros.
Culturalmente parece que está mal ser avariciosa, casi soberbia.
Cientos de libros, una desconocida más, con los mimos sueños de cientos de escritores buenísimos y llego yo con esta ilusión... Más no soy la única madre, pero, ésta es mi niña.


El 4 de febrero de este año recogía mi primer envío de libros. !Había nacido por fin!
Las circunstancias hicieron que ese día estuviera sola.
Una caja cerrada con libros en su interior y había que abrirla... 
Venía del trabajo y no entendía que me pasaba. Cualquiera diría que era la caja de Pandora. Sólo había que destaparla. No mordía. Pero la dejé encima de la mesa y no la miré mientras hacía mis tareas diarias.
Cuando acabé me acerqué con reverencia y la abrí y tuve mi primer libro en mis manos.
Si. Nina había nacido. El parto no había sido tan doloroso como toda su creación pero el sentimiento de inmensa alegría que había esperado sentir no llegaba. Estaba acolchada y acobardada.
Creo que ya presentía que sólo empezaba un capítulo más. La dedicación absoluta, las horas de sueño robadas, las preocupaciones y sobre todo la responsabilidad... Todo cuanto conlleva un bebé.
Y empecé a entrar en una vorágine de caos que me obligó a salir de mi tranquilo silencio. No he tenido tiempo para nada hasta ahora. Los días han sido completos. Llenos de obligaciones y compromisos
Es ahora cuando puedo sentarme a contaros, a explicaros y a deciros cuanto os he echado de menos y es ahora cuando puedo deciros que ha valido la pena.
Que quiero a ese bebé primerizo que me dejó tan perdida y tanta energía necesitó. 
Es ahora cuando de verdad siento que Nina ha llegado a mi vida para darme la satisfacción de verla en vuestras manos y cuando tan hermosa la veo en las mías.
Ahora os la presento sin soberbia, con toda humildad. 
Soy una entre miles, pero aquí estoy. No siento miedo. Estoy preparada para mostrarme de nuevo
Bienvenidos a mi sueño